miércoles, 17 de abril de 2013

Campo bajo la luna llena (Poesía)

Campo bajo la luna llena

Sólo algunas noches
cuando la luna, redonda,
navega en lo más alto del cielo
veo sobre el campo
los gestos y los paisajes
extinguidos:
viejos rostros merodean desde el pasado.

En esas noches
todo parece alejarse,
el silencio inquieta el espíritu
y la piel se estremece
con el roce del  aire terso.

Se mueven aquí y allá
los arbustos y los juncos
sacudidos por el viento
que, como una bestia herida,
corre y corre sin consuelo.

Permanezco de pie sobre el sendero ciego
arriba el cielo mojado
es azul como un tormento.
Abajo, en tierras de nadie,
la llanura se ha vestido
con un amarillo viejo,
con un gris callado y seco.

Una figura que intuyo
(no la veo, no la siento)
medita una profecía,
pide conmigo un deseo.






Miro  en derredor
y distingo  luces 
contra el horizonte:
son como puntos lejanos,
barcos, hogares o máquinas,
parpadeos del desierto.

Abro aún más mis pupilas…
algo tiembla en la penumbra,
una forma familiar,
un recuerdo el alma entibia.
Allá,
en la semioscuridad
entre las malezas
un vestido blanco,
una rubia cabellera
se agitan.

Es que a estas horas
las cosas
son un poco menos ciertas,
engañosas apariencias
que a la verdad exacta
le prestan su vestimenta.

Por sobre el campo
tu forma
viene sin miedo hacia mí.
Te acercas y son mis labios
los que te quieren decir:
“¡Ven,
 rodéame con tu luz
de campo de luna llena,
que estoy perdido hace tiempo
y el viento dentro del pecho
es un monstruo enloquecido
que en el corazón golpea.

Ven, mujer, refúgiate
entre mis brazos
sujeta mi adiós
en tu lengua
y que en un instante eterno
la noche se haga de día
sobre la alfombra del campo
y bajo el manto del cielo!”.

Ceferino Daniel Lazcano

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