viernes, 9 de noviembre de 2012

Poesía en versos pareados

                               Como una higuera incendiada

                               (Poema en versos pareados)

Tu mirada, dulce hoguera, brilla y brilla
al verme pasar. Yo te veo y mi rodilla,

tiembla, izquierda y alterada; ya sigo
mi camino. Tu amor, mujer, como un higo

maduro y sustancioso, confiado aguardo.
Mis huesos son como higueras, en las que ardo.

Ceferino Daniel Lazcano
Del libro Siete Fantasmas Verdes, 2008.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Poesía rima con Ecología

                           EL FRENO

¿Vaciaremos todos los pozos de petróleo
para llenar nuestras bolsitas de plástico?
Somos únicos, pero gastamos por muchos.
El mar ya no es el mar:
Le agregamos nuestras industrias y los peces nos enferman
el aire no es oxígeno, muchos fuegos
volatilizaron sustancias como arco iris artificiales.
La Tierra no es el suelo virgen, se ha depredado a mansalva
para extraer un producto nuevo.
Ante los árboles no hacemos un buen papel.
La Tierra es cada vez más pobre
para que algunos se sientan más ricos.
El agua… el agua pura es oro para nuestras células.
Y  el oro puro necesita del veneno para brillar
el cielo algunos días, en muchos lugares
es el infierno.
La Humanidad quema paraísos para ser,
tan rápido destruye que hay objetos
que se tiran antes de ser apreciados
seamos Quijotes, esta vez a favor de los molinos de viento.
Sin poner torniquetes en las arterias del planeta:
libertad para los ríos
dejemos en paz el azar de los neutrones
no fabriquemos relojes: ya casi es tarde.
Armados hasta los dientes, conquistadores del espacio
destruimos nuestra casa. No hay hoteles en el Universo.
La Civilización debe apretar el freno antes del abismo
o se desbarrancará con toda su tecnología a cuestas.

                          Ceferino Daniel Lazcano

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Poesía de acá

CANTERAS DE DOLOR

Alfiler clavado en el centro de la provincia mariposa
aún se mueven tus alas.
Un cielo denso de humillaciones
se adhiere a las piedras, como el musgo
a las canteras inundadas.
Edén de ayer cambiamos por billetes de Roca.
Por aquí pasó Mitre,
con sus monturas al hombro, una noche de 1855;
aquí lavaron tus lavanderas, en el puro cristal del arroyo
hoy remansado con detergentes vencidos.
Pequeña sierra, entrañas a la vista,
dolor más dolor más dolor
encerrado.
Mariposa que aún te mueves,
corazón malherido
aquí fracasó el Progreso.
Aquí labraron su destino
las manos cautivas
sobre el granito.
Aún se mueven aquellas manos:
Intentan darle calor
a las rojas piedras.
Piedras más piedras más piedras
testigos de esperanzas muertas:
Aquí el tigre aprendió a ser serpiente
y el cordero se transformó en lobo.
Aquí se afilaron el hierro y el acero;
ya no más herramientas,
puntazo trapero,
faca vengadora
enterrada en la
carne que ya
no será
Luz
.

                                               C. L. Mayo 30. 2012

domingo, 4 de noviembre de 2012

Pronóstico del tiempo

 Lentamente ha comenzado a llover
 sobre la Pampa húmeda
 (parece que siempre estuviera lloviendo,
 de todas maneras.
 sobre este desierto verde de irrealidad)
 llueve,
aclarando los ojos calmos
 de las Aberdeen Angus
 modificando la transparencia
 de los cristales
 llueven los grises dedos del cielo
sobre los eucaliptos en paz
sobre la agreste rebeldía de las rutas
llueve sobre los tinglados y las vías muertas
renacidas con el color del otoño
llueve sobre los bañados con olor a menta
 entre los patos y los caracoles
el agua fabrica lagunas sin parar
 llueve en las fábricas semivacías
lavando viejas reverberaciones
una voz de otro tiempo
se ha escuchado entre las máquinas:
hablaba de dignidad
o de alguna otra cosa extraña
llueve sobre la piel de ébano
 de la noche
con ráfagas del sur
el agua quiere meterse hasta los huesos
 llueven viejas cartas de amor
sobre las frentes de las adolescentes
que miran al cielo
 como un suspiro
 llueven cenizas con destellos dorados
sobre las fotografías
siempre viejas
recuerdos de nunca acabar
 llueve sobre un cartel de publicidad
encendido,
guiñando ante el deseo o la indiferencia
 llueve sobre la certeza
 y sobre la duda
llueven signos de interrogación
llueve también sobre mi techo
 y aún pienso en el sol,
en el vino y en el amor
las gotas en vano
 tratan de alcanzar las ruedas
de los automóviles que escapan
a toda prisa
 entre los charcos cambiantes
 del pavimento llorón
llueve como una bendición maldita
como un sarcasmo del cielo
 quietos permanecen y en silencio
 los cipreses del camposanto
mientras con dolor una brisa
 les hace susurrar: ¡ya verán…ya verán…!
Llueven guitarras y guijarros
 búfalos nostálgicos
leche descremada
capas de ozono
amantes desdichados
histerias colectivas
abismos generosos
 campos magnéticos
discursos presidenciales
 controles remotos
salchichas de Viena
 gurúes mentirosos
 zapallos de Angola
 gatos en celo
 cormoranes exiliados
circos de Moscú
moscas extraviadas
 francmasones desnudos
gorilas dormidos
mariposas clonadas
ladridos latigazos
 mares de agua dulce
 profilácticos, pesadillas, prostitutas
 y galletitas sin sal
llueven libros en japonés
 biromes de color rojo
 vírgenes en camisón
 cae una lluvia ácida sobre la AFIP
 y una centella pasó rodando
 frente al congreso
 como si nada
en el cielo una y otra vez
un relámpago parece dibujar cruces esvásticas
 y algunos funcionarios
de alto rango
de súbito,
 se sienten de muy buen humor
llueven simpáticas gotitas almibaradas
sobre las mansiones y los countrys
 acolchando el sueño seguro de los amos
 salpican feroces goterones congelados
en los arrabales
 donde el barrio se hace barro
 y el hombre sólo es hambre
 llueven candiles apagados
 sobre las madres buenas
llueven sueños luminosos
sobre las oscuras habitaciones
de la nueva pobreza urbana
llueve sin parar sobre las olas del mar
acero líquido
densa tristeza
alarde de la naturaleza
llueven contundentes gotas de mármol
sobre las estatuas
 consolidando las ideas de nuestro pasado
 condicionando la claridad del mañana
 llueve sobre el campo
que de pronto se ha quedado solo
 como un ciego pobre
en su último cumpleaños
 llueve sobre esas pequeñas sierras nuestras
 que parecen ahora madera barnizada
 llueven adioses en el andén
bocinazos alejándose
turbias esperanzas descascaradas
 miradas tristes
 que espantan ideas imposibles
 bienes que ya no tendrán
 llueve como en el bíblico diluvio llovía
como en el arca de Noé lo hacía
y ahora las palomas ya no están
 llueven langostas de níquel
 sobre los indicadores económicos
 llueven moscas de cemento
sobre los desocupados
 que ya no desean ni escuchar llover
 cortes de luz, llueven
manzanas podridas
tercer mundo a granel
 llueven pinzas de oro
sobre el Padre Nuestro
que se come un Ave María
 alegres polillas celestiales
entonan aleluyas
 y agujerean bolsillos extraños y sabrosos
 llueven ratas enfermas
sobre los archivos del Banco Mundial
alterando levemente el estilo y la forma
de los próximos planes económicos
llueve de manera continua y pormenorizada
 mañana lloverá
el jueves lloverá
el lunes a llover volverá
llueve tiempos,
relojes arrugas,
 jirones de eternidad
lloverán derrotas y víboras de yarará
 e-mails y declaraciones juradas
 lloverán tarariras, pluviómetros, líneas de pobreza.
Decretos como piedras
lloverán operaciones de vesícula
redundancias, repeticiones
cataratas facultades catedrales
lloverá al derecho y al revés
atrás, adelante, arriba, abajo
 siempre
 lloverá siempre
siempre lloverá
lloverán tangos como lágrimas
planes de ajuste
 uno tras otro como granizo
impuestos
lloverán cruces afiladas
 soles de sangre también
gritos nunca acallados
 soluciones problemáticas
 lloverá justicia
 sobre los campos de concentración
 (¡siempre tarde!)
lloverá miseria y más miseria
 un regalo del señor
 tal vez hasta el mismo diablo
 se venga abajo
 una noche de éstas
 diluido en algún aguacero sulfurado
 juro que no se va a notar.
Alegremente lloverá
 un cálido viento de redención
 el pellejo aliviará
y volverá a empujar la resignación
 sobre nuestras espaldas gastadas
llovió, llueve, lloverá
sobre el pronóstico del tiempo
 y sobre las oficinas metrológicas
la voz del conductor será un grifo desaforado
“lloverá” ha de decir una presentadora televisiva
 toda empapada
lloverá por Internet, for ever,
 se inundará the weather channel
 lloverá democráticamente
lloverá en frecuencia modulada
falsamente lloverá
pronto vendrán
 chaparrones,
nieve granulada
espejismos
 chubascos,
 nieblas
 fuegos de San Telmo
 muros de polvo
 neblinas, garúas, brumas, tolvaneras
 compactas cencelladas
 crisis,
trompetas
escarchas, ventiscas rocío, baja térmica y gota fría,
crisis lloverá
rocío, humedad
agujas de hielo, altas polvaredas
lágrimas de cocodrilos y de nutrias
olvidos lloverán
tormentos de verano
 salsas de tomate
tempestades de bilis
ignorancia lloviznarán
tenues ataques de pánico
 pisadas de arena
espuma de champagne
coraje
playas desdibujadas
mapas del África
plástica alegría
 violencia tropical
vendrán trombas de a cientas
como hierro masticado
 un azote constante y eficaz
 como un clásico del fútbol
 o una familia nuclear
 satélites de trapo
 sobre un mundo de cartón
 mares de halopidol diluviarán
 para inventar calma y bienestar
un fabuloso temporal
 empañará el calendario
 de febrero a diciembre
y un poco más
juro que lloverá
piqueteros resistencia represión
juro que lloverán
 palabras en inglés
milagros en alemán
besos
sí, besos
millones de labios mojados
 alegre coro
repiqueteo festival
 si al final igual se vive
 con las nubes como espadas
 colgando en nuestras cabezas
con la danza de la lluvia
 con el sol sin calentar
sin liquidez sin sequía
 como el último carnaval.

MARZO DE 2001 Del libro de mi autoría: Varias Veces No.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Té de abismos

 (A Villa Mónica)
Avizoro un futuro de cardales.
 Me abraza el sol,
flechas que parecen de oro
aguijan mi costado.
He sido paciente
para construir un abismo en la llanura.
 Cortez, cortés,
corté lazos
dinamité parientes y recuerdos
barrené mi ruca con una ilusión adentro.
Un trueno de pólvora
calló mis libros, mis canciones.
Estoy y solo permanezco.
A pesar de todo
florecen las retamas
 amarillas contra el humo
amordazadas a la piedra.
La geografía también puede desaparecer…
una yarará toma un atajo,
arriba se van las piedras por la cinta transportadora.
Helado de abismos
fábrica de cálices fosforescentes
fábrica de venenos transparentes.
Más hondo, más bajo,
transpiro silicatos :
ya no hay manantiales.
 Hemos descendido
 hasta donde el agua turbia
se bebe el óxido y la rapiña.
 Más abajo se trepana el mundo
 y se ocultan las verdades más evidentes.
 Más solo.

Ya no hay luz en este magma de greda
Dolomita.
Megaterios.
 Arcilla.
 Gliptodontes.
Granito.
 Hombres triturados:
Té de abismos.
 Despojos calcinados y vendidos,
¿qué hacer cuando no hay nada que hacer,
si puedo volar?
-Me aguzo y broto de la nada
 me afilo desde mi lengua y desde mis uñas.
Entrañas hechas puñales
 espina soy,
incendiada ,
floreciendo por fin,
en el último brillo de la tarde:
 ¿Qué hago,
 bebiendo esta cicuta,
si debo luchar?

Carta a mi amada

Amada mía: Voy a criar unas palabras, con esta tinta y sobre estas líneas, para que vuelen hacia tu corazón. Tarea nada simple la de engendrar un pensamiento, cultivarlo al calor de la sangre y derramarlo en una hoja. Alentar sus primeros tímidos y vacilantes aleteos, insuflarle sentido y calidez y orientarlos luego en su rosado vuelo hacia tus retinas. De sumar una idea a la pasión, se trata. De definir ansia, belleza, ternura; de calibrar con estas menudas e inocentes letras, el gozo y el sufrimiento. Cuando aquello que sube hacia la garganta nos anega la mirada, pues no tiene sentido que pronuncie la boca sonido alguno, al no estar cercano el sujeto de nuestro temblor, es lícito y razonable que sea apresado al menos sobre un papel, sobre esta titilante imagen, para desahogar el alma y construir un mensaje que llegue, aunque tardía, a la Gloria de tu percepción amante. Amada: forma lejana y bella. Ideal florecido que viste de sombras. Al no abrazarte, mi fiebre te nombra. Te nombra… y al no hallarte, se mezclan los suspiros entre las quimeras que habitan el frío. Leve, he visto, otro tiempo, descender tu imagen, llamar a mi puerta. Tenue, he percibido la dicha para alejarse luego, al soplo del viento. Mis fuerzas no alcanzan para confesarte el cariño inmenso que guardo en mi pecho: son mis realidades medallas de oro con tu faz impresa, muy dentro escondidas, bajo siete llaves de vergüenza y miedo. Delirio es entonces, y ha sido hasta ahora… cuando he tomado la pluma para exclamar valiente: mi Amor te convoca. Si he dado en el blanco; si a mis negras noches que en nada se pasan, de aquí en adelante, las acune el roce de tu piel cereza; si he llegado al fin a herir con los dardos de mi cobardía, el castillo altivo de tu fortaleza… Seré el más feliz entre los humanos; seré afortunado al tener tus alas que un día, cansadas de volar, en mí se posaron; seré agradecido… y entre los ilusos seré el más confiado: ¡Porque a esas palabras, que mis labios tristes jamás pronunciaron, un trazo de tinta, en momento claro, de vida llenaron; y sublimes, altas, seguras, el cielo alcanzaron al ser por ti oídas y en ti germinaron!

Al minero de Olavarría (Soneto)

Al  minero de Olavarría

Desde hace un siglo ayuda con su aliento
a elevar la furiosa chimenea
y si hoy en el aire el humo se menea,
ayer sembró rocas, su brazo en el viento.

Cavó más hondo en busca de sustento
-corazón de bandera que flamea-
lucha y esfuerzo, tenaz, sorda pelea
contra el mineral: eco de un lamento.

A golpe de barreno, de pericia
A la  Madre Tierra le hizo un gran tajo
(sabrá Dios si esto es justo o si es injusto):

Abrir geografías sin caricia.
Yo le canto al minero, a su trabajo
capitán del abismo, sin disgusto.


Ceferino Daniel Lazcano
2012