viernes, 28 de agosto de 2020

#nomeolvides El Ferrocarril Provincial

De norte a sur, las vías del Ferrocarril Provincial ingresan paralelas a la avenida Alberdi; giran levemente hacia la izquierda e intersectan la traza de la actual ruta 226, originando el puente en altura de esta arteria nacional. Luego corren paralelas, entre  las calles Junín y Guisasola, a lo largo de toda la planta urbana de la ciudad de Olavarría.

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La estación del Ferrocarril Provincial se inauguró el 6 de octubre de 1930. Un mes más tarde del golpe que derrocara a Hipólito Yrigoyen, presidente electo por la voluntad popular. Esta estación se encuentra ubicada en la intersección de las calles Belgrano y Junín, a la altura del centro de la ciudad. 
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Resultan muy notorios al día de hoy los arreglos realizados en todo el techo del edificio, a pesar de que sus aberturas principales estén herméticamente tapiadas.

Luego de su paso por la planta urbana, las vías giran (o giraban) hacia la izquierda y cruzaban el arroyo Tapalqué mediante un puente que comenzó a volatilizarse durante la inundación de 1980. En este punto de desencuentro también estaban ubicadas las instalaciones del Club de Pescadores, de las que hoy tampoco  quedan prácticamente vestigios.
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La traza continúa paralela a la Avenida Avellaneda (600 metros más hacia el sur) y sirve de límite entre los barrios Los Robles y La Araña; constituyéndose en lo que se denomina popularmente como "el terraplén". La elevación se hace más notoria a la altura de la prolongación sur de la Avenida Pringles, pues allí el Ferrocarril Provincial pasaba por encima de las vías del Ferrocarril Sud.
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Luego el terraplén comienza a descender, no sin antes haber brindado su protección al Barrio CECO ante muchas crecientes traicioneras. Más allá del Barrio Facundo Quiroga II pierde toda su altura y se hermana con la llanura para finalizar su recorrido diez kilómetros más adelante en la estación Alvaro Barros.
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Este ferrocarril, iniciado en la capital provincial en 1907 fue propuesto como una alternativa a los ferrocarriles de capitales ingleses que monopolizaban el transporte por vías férreas. Se concibió y construyó un ramal hasta Mira Pampa, en el meridiano V, límite entre la provincia de Buenos Aires y La Pampa. Esta línea atraviesa una multitud de pueblos y parajes del oeste bonaerense que hoy son sólo un recuerdo.

Otro ramal, a partir del empalme en la localidad de Carlos Beguerie, partido de Roque Pérez unió mínimas localidades como El Trigo, Estrugamou, Velloso, Covello, Campodónico, Ariel, Uballes y Miñana con localidades más pobladas: Azul y Olavarría. Aunque su construcción definitiva finalizó más de veinte años después del inicio del tendido de vías desde la ciudad de La Plata. Funcionó como tren de carga, de pasajeros y de encomiendas.

El plan Larkin, durante el mandato de Arturo Frondizi, puso fin a su  trocha angosta. Logró resucitar por el período 1964 - 1968 como Ferrocarril Belgrano. Posteriormente vino el levantamiento de las vías
hasta el actual encuentro con sus vestigios: puentes, terraplenes, alcantarillas de cemento y ladrillo, postes de fierro oxidados, estaciones y galpones. Su nombre da nombre a un barrio y a un club; a un espacio donde se organizaron bailes populares. 

Por lo que fueron sus vías, de 1000 milímetros de ancho, y en sus márgenes, se ha construído hoy el Corsódromo, a lo largo de cinco cuadras hasta arribar a la estación. El andén continúa asoleándose con el sol de los mejores días y llora con la niebla de todos los inviernos.
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Quien proyectó la utopía de unir puertos y poblaciones productivas; producción genuina y riqueza, sólo cosechó la realidad un siglo después: montículos de tierras y chapas oxidándose progresivamente.

Quién lo dice... quizás algún día revivan todas las vías muertas, las arterias de nuestro país; y se escuche de nuevo un silbato de llegada y un silbato de partida; y se ponga en marcha el sueño de madera, hierro y carbón que atravesaba palpitante, joven y confiado, el corazón de la provincia más rica del país. Porque a los buenos sueños, como a los amores imposibles que se esperan al borde del andén, jamás hay que olvidarlos, jamás hay que dejarlos definitivamente de lado.



 

 

 



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